jueves, 31 de enero de 2008



Hoy, gracias a Marta he rememorado uno de esos recuerdos que amueblan mi memoria. Se trata de una de mis películas favoritas y que marcaron mi adolescencia. Todavía grabada en formato VHF y que guardo con sumo cariño esperando siempre, desde su lugar, el poder, de nuevo, impactar.

Léolo es de esas películas que ves, y te cambian, no sólo por lo impactante, la contraposición de imágenes crudas y a veces desagradables y otras con un romanticismo que te parte el alma de arriba abajo, sino porque desde el primer fotograma de embruja de tal manera que ya no eres capaz de despegar los ojos de la pantalla. Es de esas películas que zarandean el intelecto una y otra vez hasta que terminan, es cruda, visceral, hipnótica, oniríca, fascinante.........pero bella.

los versos de Réjean Ducharme que se repiten continuamente durante el desarrollo de la trama de la película marcan el ritmo de la misma, como una canción que debe ser escuchada hasta el final..........


Deberes para este fin de semana...............ver:


LÉOLO del director Jean-Claude Lauzon.

Una verdadera obra maestra.
"Porque sueño no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño. A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad".

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